"Dentro de la luz" es el séptimo disco de Standstill, el cuarto en castellano. Y la sensación al acabarlo es la de haber hecho, posiblemente, nuestro mejor disco. Quizás es pronto para valorarlo, aunque es una sensación que, desde luego, no se tiene siempre. En cualquier caso, la intención en un principio fue, simplemente, encontrar, con pocos y claros elementos, nuestro sonido a día de hoy, y hacer un disco compacto con ello (parece una obviedad pero, por ejemplo, con el anterior "Adelante, Bonaparte" era casi lo contrario). Las canciones eran más luminosas, la "banda" más incorporada que nunca a las composiciones, las letras y el momento a comunicar, sin duda, menos melancólico, más vitalista... La sensación general ha sido de estar, de hecho, revitalizados. Los elementos con los que queríamos jugar nos resultaban estimulantes: muchas voces, muchas percusiones, sintetizadores (no hay ningún bajo en el disco)... y entendimos que, de alguna forma, podíamos buscar nuestro sonido en el contraste entre la desnudez/pureza de la voz humana (coral incluida), y una instrumentación esencialmente fría, sintética y atropelladora; nos parecía que podía defender bien unos textos que, en esencia, hablan de un alma que se busca a sí misma y un mundo (herencia cultural, herencia familiar, etc...) con fines propios, que interfiere constantemente en ese camino.

"Dentro de la luz", debido a importantes cambios personales, y a diferencia de discos anteriores, se pregunta cómo esa herencia interfiere también y quizás sobretodo en el amor; en el sentido y lugar que éste ocupa en nuestras vidas. El disco está lleno de preguntas directas o indirectas en esa dirección. En la medida en la que uno es capaz de (re)conocerse a sí mismo, puede poner el amor en el lugar adecuado y, en definitiva, ser capaz de amar. El disco acaba siendo, en ese sentido, una celebración por haber encontrado a esa otra persona. Se abre así un tono y una perspectiva nueva: de renacimiento, de esperanza y de espiritualidad en el sentido mas amplio de la palabra. De alguna forma, esa reivindicación de pureza, y esa lucha contra los fundamentos conservadores y materialistas, por llamarlos de alguna manera, apela a una especie de revolución pendiente, mas solitaria, profunda y difícil. Todo ello podría emparentar "Dentro de la luz" con "Memories Collector" (2003), o "Vivalaguerra" (2007) energética y conceptualmente, pero esta vez en un campo de batalla que pasa a ser uno mismo, en lugar de ese supuesto mundo exterior.