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icono TEATRO Duración: 90
min.

ANOMIA

Autor y director: Eugenio Amaya

CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL-ARÁN DRAMÁTICA

12 DIC 2013
21.00 h.
Precio: 10/12/15 €

 

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El primer borrador de Anomia lo escribí en el año 2008. El texto surgió de un impulso irrefrenable al leer las transcripciones de las escuchas a personajes imputados en casos de corrupción urbanística, realizadas por las fuerzas del orden y publicadas por los medios de comunicación. Las conversaciones, desprovistas de todo escrúpulo, resultaban llamativas por su ausencia de eufemismos, destilaban un sentimiento de absoluta impunidad y una avidez insaciable por trincar a cualquier precio. De hecho, más de uno de estos intercambios parecía extraído de un guión de The Wire o Los Soprano en su versión española. Fueron estas transcripciones de delincuentes de cuello blanco en acción las que marcaron el tono de Anomia. Los anglosajones se sirven de una curiosa expresión para definir un determinado estilo narrativo en el arte dramático. Es el "fly on the wall", la mosca en la pared que asiste como testigo mudo a situaciones vedadas a quienes no están en el ajo. Doce hombres sin piedad podría ser una referencia. Fuera del escrutinio popular, los personajes públicos se vuelven sorprendentemente directos y hablan sin tapujos en defensa de sus intereses. Chalanean, coaccionan, se burlan de los incautos, amenazan implícita o explícitamente, recurren a cualquier recurso para justificar sus fines, menosprecian la legalidad vigente y van así construyendo el discurso de la corrupción. Un discurso crudo y descarnado. Todo esto se desprendía de las escuchas, las transcripciones y las grabaciones. Tras un primer sentimiento de asombro e incredulidad (en aquel entonces el desenmascaramiento de los comportamientos corruptos resultaba aún sorprendente), surgió la necesidad de pasar a la acción, de reaccionar de alguna forma. A veces, el teatro es una buena herramienta para recrear una realidad sobre la que urge pronunciarse. De ahí, Anomia, "conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación", según definición de la RAE.

Son tiempos difíciles y convulsos, parafraseando a Dickens, y ante el descomunal estropicio que nos conduce a la destrucción de nuestro mundo tal como lo conocíamos, no está de más reflexionar sobre las posibles causas de tal estado de cosas. Sumidos en un mar de lamentaciones y reivindicaciones sectoriales, convendría alzarse por encima del oleaje que nos ahoga y examinar en qué hemos fallado. Claro que no es fácil analizar ningún fenómeno agarrado momentáneamente a una tabla de salvación en medio de la tormenta. Es que, precisamente, ha sido la falta de reflexión lo que nos ha conducido a esta situación desesperada. Anomia no pretende erigirse en denuncia de nada. En el contexto general de las cosas, esta obra de teatro es una anécdota, una nota a pie de página desde la perspectiva de una mosca en la pared. El teatro habla de los comportamientos humanos en situaciones, a veces, extremas. Cuando las circunstancias obligan a los personajes a trascender su rutina cotidiana y hacer frente a hechos extraordinarios. Es así como recorren el territorio de sus motivaciones ocultas, sus secretos, todo aquello que les obliga a sumergirse en el complejo y contradictorio mundo del alma humana. Lejos de las miradas de los demás. En este caso, en un sótano de un edificio público durante un acto institucional. "Instruir deleitando", escribía Tirso de Molina. Acerquémonos al mundo donde se cuecen los asuntos turbios que han edificado el engranaje que ahora se desmorona ante nosotros y veamos qué extraemos de todo ello, aparte de lo que espero sea una grata velada teatral. Eugenio Amaya, agosto, 2012

La obra

Año 2007, pocos meses antes de las elecciones municipales. Una concejala de urbanismo de una capital de provincias se niega contra viento y marea a ser expurgada de las listas electorales. Una noche, en el sótano de un palacete público donde se celebra un acto institucional, es presionada, chantajeada y acosada para retirarse sin montar escándalos. Ella se niega. Hay demasiado dinero en juego, negocios que rematar. En tiempo real asistimos al asfixiante duelo entre el aparato del partido y la concejala que no da su brazo a torcer. Su resistencia a abandonar el cargo provocará situaciones de tensión y amenazas mutuas con los políticos de su entorno cuyos secretos personales conoce al dedillo.

Es el comienzo de la nueva obra de la compañía extremeña Arán Dramática, que incorpora un tema de la máxima actualidad. Eugenio Amaya comprendió hace algunos años que el asunto de la corrupción urbanística estaba metido hasta el fondo en la vida política del país y que acabaría por pasar factura a nuestra sociedad. Con Anomia imaginó una obra cuya mayor capacidad de impacto estuviera en el texto y la interpretación. Escribió un texto en el que, de forma descarnada, queda al descubierto la desfachatez con la que algunos se han hecho con dineros públicos en su propio beneficio. Tampoco tuvo que imaginar mucho: los telediarios, la radio y los periódicos daban a diario cuenta de las investigaciones policiales sobre los corruptos.

Según Ernesto Caballero, director del CDN, "Anomia es una obra excelente, descarnada, intensa, demoledora... Situaciones vigorosas en un sugerente espacio de representación: ese sótano, de tanta elocuencia dramática. Esa heroína sui generis defendiendo con uñas y dientes su puesto en la lista electoral, es un personaje diestramente construido, cargado de potencialidad teatral. Anomia es un gran texto que está pidiendo a gritos una puesta en escena a su altura".

Reparto:

Pablo Bigeriego
María Luisa Borruel
Quino Díez
Cándido Gómez
Elías González

Diseño escénico e iluminación: Javier Mata

Diseño y realización de sonido: Koke Rodríguez

Caracterización: Pepa Casado

Ayudante de dirección: Jorge Moraga

Producción de Arán Dramática: Manuela Vázquez

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